Saturday, May 7, 2011

Cansada, a oscuras, con miedo...



Hoy volviste y no fue como esperaba.

Volviste contento quitándote la ropa y tus palabras como explosión de ruido blanco interrumpen la calma que sobrecogía mi alma.

Llegas con cuidado oliendo mis manos, prometiendo que todas las mañanas te veré desde mi ventana con tu abrigo que se parece al del Principito y que voltearás para sonreír de la forma más linda… en la que nunca sonríes.

Te acuestas en mi hombro, caes a mis piernas así como las hojas del cielo caen sobre nosotros. Me muestras una a una todas las postales que me compraste. Veo tu amor que renuncia a sí mismo en la cajita de madera que repleta de poemas y lagrimas traes para mí.

Después de tanto tiempo vuelvo a oír tu vos, aquella por la que cada noche lloré acostada en las esquinas de esta sórdida ciudad. Si alguien lograra imaginar cómo se desgarraba la vida de mi vida en cada segundo que no estabas y que yo tenía que enfrentarme a los otros y a mi misma buscándote ausente en ellos tan cerca y faltos de ti que queriéndolo dar solo podían traerme como brisa de amanecer este  frío que los sacos no quitan.

Mi mano lleva angustiosas horas sobre el papel despedazada sin mis extremos. “Te miro y me lleno de piedad porque vas a morir, y no soy Dios para impedirlo.”.

1 comment:

  1. Hola Adriana, soy David. Sí, Sánchez, claro. Me gusta lo que escribes. No sé si volviste a enviarme algo, de todas formas no puedo verlo porque me bloquearon la cuenta. Mi nuevo correo es: david_felsan@hotmail.com (sólo le quité el 91). Agrégame para que podamos hablar.

    Saludos.

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