Monday, January 24, 2011

Antony and the Johnsons You Are My Sister







Eres mi hermana, nacimos tan inocentes y llenos de necesidad. A veces eramos muy amigos, pero otras, era tan cruel. Sobre todo, aquellas noches que te pedía que me mirases mientras dormía.  Yo tenía tanto miedo de la noche, y tú te manejabas tan bien por mis miedos. Vivías en mi mundo tan dura, con la sola protección de tu generosidad innata. 


Eres mi hermana, y te quiero. 


Ojalá que se cumplan todos y cada uno de tus sueños. Nos sentíamos tan distintos y con los años somos tan parecidos. La forma de reirnos, la manera de sufrir. Tantas vivencias, imposible olvidar gestos y palabras que nadie más conoce.


Eres mi hermana, y te quiero. 


Ojalá qué se cumplan todos y cada uno de tus sueños. Eso es lo que espero, qué se cumplan y se hagan realidad





Aún estas debajo de la sombrilla.




Te acercas a mi hombro, hablas a mi oído… me preguntas como se siente la soledad, te interesa saber si algún día se irá?… si algún día se olvidará de mi y me dejara caminar por las noches, levantarme en las mañanas y poner estrellas en el techo de mi cuarto así como soñar con las manzanas rojas y verdes que no como?.

No tengo ganas de contestar… Por qué me preguntas cosas tan hirientes? Qué placer encuentras en este silencio y en el dolor que habita en mi? No deberías preguntarme y yo no debería contestarte con preguntas. Seria mejor quitarte la maleta de las piernas acercar mi silla a la tuya y abrazarte… poner mi oído en tu latido, cerrar los ojos y dejarme. Pero No… te miro del mismo modo en que tu me miras, me despido con una media sonrisa, me levanto y me voy. Tú, Tú… no intentas detenerme… simplemente actúas con esa inocencia después del crimen que me resulta repulsiva.
Es de esa forma que han transcurrido las noches, una tras otra. Si fuera juiciosa podría enumerarlas y decirte que en una de ellas me senté a las 2.00 a.m. debajo de un árbol a esperarte. Pero tu nunca llegaste… al fin y al cabo nunca llegas, así que la espera no es dolorosa, pero no estaría mal que un día me llevaras una taza de chocolate con pan de queso. Recuerdo que otra noche me senté en la reja de mi ventada que da vista al patio al cual no tengo acceso, pudiste haberte convertido en gato o en paloma y pararte al lado de la escalera para que yo te viera, pero no entiendo porque preferiste ser un zancudo y picarme la frente, el ojo, la mano y la mejilla. Querías besarme? No, no digas estupideces.


Te veo debajo de una sombrilla iré a buscarte, a abrazarte, por favor no te muevas, no dejes de lloverme. Han pasado casi 10 minutos después de decirte que iría a abrazarte. Pero no, te vi y pensé que no tenia nada que decirte, que no puedo acercarme lo suficiente como para espantar el dolor y que estar sentada en frente de estas letras con pantalla es preferible que ir por ti. Podrías llamarme. Te sigo viendo… Aún estas debajo de la sombrilla.